El pasado martes 23 de noviembre el Parlamento Europeo aprobó un informe en el que se muestra contrario a la “competiciones rupturistas” contrarias a la libre competencia y el mérito deportivo, como podría ser la Superliga de fútbol que se propuso el pasado mes de abril.
El informe del Parlamento no es vinculante, pero insta a la Unión Europea a que respalde un modelo que reconozca la necesidad de comprometerse con valores como la solidaridad y la justicia y que, en consecuencia, se oponga con firmeza a las competiciones rupturistas que socaven estos principios y pongan en peligro la estabilidad del ecosistema deportivo.
La organización de la Superliga asegura que esta competición no tiene un carácter rupturista, puesto que los clubes participantes seguirían participando en las correspondientes competiciones nacionales.
La Superliga europea podría servir para concretar un poco más la función social de las federaciones internacionales y, en particular, de la UEFA, dentro del territorio de la Unión Europea. El monopolio de la UEFA dentro del continente europeo debería ir acompañado de una mayor transparencia y responsabilidad social.